Oficina de enlace del Gran Ayatolá Sayyid Ali Al Sistani (L.M.H.L) en Londres, Europa, América del Norte y del Sur.
En el nombre de Allah, El Clemente, El Misericordioso.
Alabado sea Allah, el Señor de los Mundos, y saludos y bendiciones para lo mejor de su Creación, Mohammed y su Familia, quienes le sucedieron y los cuales fueron purificados (por Dios). Entonces: Para que se conozcan a los queridos combatientes, quienes son bendecidos por Dios, con la presencia en las áreas del yihad, y los frentes de lucha contra los agresores.
1) Dios, glorificado y enaltecido sea, ha llamado a los creyentes al Yihad (contra los transgresores); y hecho de éste uno de los “Pilares de la Religión”, y ha privilegiado a los combatientes sobre aquellos quienes no participan (en el yihad). Él, noble sea Su Nombre, ha establecido ciertos límites y maneras de comportamiento (en el yihad). Dichas limitaciones, son de carácter necesario de acuerdo a la sabiduría, y son dictadas de acuerdo con la naturaleza de los seres humanos. Por lo tanto, es necesario conocer y observar profundamente esas limitaciones y conductas, y acatarlas con sinceridad; porque aquel quien aprende esas condiciones, y las sigue sinceramente, recibirá una merecida recompensa y bendiciones de parte de Dios. Y aquel, quien fuera negligente respecto de ellas, no recibirá las bendiciones que buscaba.
2) Con respecto al yihad, existen unas líneas generales, las cuales uno de adherirse, incluso si se tratara de enfrentarse a los no-musulmanes. El Profeta (la Paz y Bendiciones de Dios sean con él y su Familia), advirtió a sus Compañeros, que siguieran esos lineamientos generales, antes de enviarlos a la batalla. En un hadiz auténtico, ha sido reportado que el Imam Yafar as-Sadeq (d. 765), - la Paz de Dios sea con él-, dijo:
“Cuando el Mensajero de Dios (Pbd), quería enviar a un contingente a la lucha, él solía sentarse con ellos y les aconsejaba, que representaran a Dios con justicia, y siguieran el buen ejemplo de la religión del Mensajero de Dios. Él,
también les decía: “No se permitan caer en actos de extremismo, ni irrespeten los cadáveres, no practiquen el engaño, ni maten al anciano, no maten a un niño, ni maten a una mujer; tampoco corten los árboles, excepto si la necesidad
les dictara lo contrario.”
3) De manera similar, el luchar contra los musulmanes quienes oprimen (a otros), y quienes entablan la guerra (injustificadamente), tiene sus normas y conductas.
En verdad, esas normas y conductas, sustentaban las acciones del Imam Alí (d. 661), -la Paz de Dios sea con él-, cuando se enfrentaba a situaciones semejantes, solía aconsejar a sus seguidores para que siguieran aquellas directrices. El Mundo Islámico, está de acuerdo de manera unánime, que esas acciones, normas y conductas del Imam Alí, son ejemplos que merecen ser seguidos. Por lo tanto, presten atención al ejemplo del Imam Alí, y síganlo en ese sendero. Él (P), enfatizando aquello que había dicho el Profeta (Pbd), en el
“Hadiz del Zaqalain” (los Dos Pesos de la Balanza); y el “Hadiz del Ghadir” y muchos otros, dijo:
“Poned vuestras miradas en la Familia del Profeta. Adheríos, a la dirección de ellos. Seguid sus pasos. En verdad, la Familia del Profeta, no os llevarán lejos del Sendero de la Guía, ni os harán volver al Sendero de la Destrucción. Si ellos se levantaran, vosotros debéis de hacerlo, y si ellos no se movieran; vosotros también deberíais hacerlo. No os adelantéis a ellos en el camino, porque de lo contrario, vosotros perderíais vuestra dirección. Y no os quedéis
rezagados detrás de ellos, porque si no pereceríais.”
4) ¡Por la Majestad de Dios! ¡Por la Majestad de Dios! ¡Las vidas son sagradas! Ustedes, no deberían hacer con ellas, aquello que Dios no ha declarado permisible. ¡Cuán gran perversidad, es el matar una vida inocente, y qué gran honor; es el proteger las vidas inocentes! Tal y como Dios, Exaltado sea, ha
mencionado en Su Libro: “El matar a una vida inocente, trae consecuencias muy peligrosas, en este Mundo y en el venidero. La Historia, nos ha enseñado que el Príncipe de los Creyentes (Alí Ibn Abi Taleb), -P-, tomó a su compañero Malik al-Ashtar, cuya amistad y cercanía a Alí son bien conocidas:
“¡Ten cuidado! Tú, deberás de evitar el derramamiento injustificado de
sangre, porque nada invita más a la retribución divina, o a una enorme
consecuencia, y a la manera más idónea de invitar el declive de la prosperidad,
(así) como el disminuir el lapso de vida que el derramamiento de sangre sin
justificación. En el Día del Juicio, Allah, El Glorificado comenzará Su Juicio
con las personas que hubieran cometido crímenes de sangre. Por lo tanto, no
fortalezcas tu autoridad mediante el derramamiento de sangre que ha sido
prohibida, porque esto (no sólo) debilitaría y disminuiría tu autoridad, sino
que la destruiría. Tú, no podrías ofrecer ninguna excusa a Allah o ante mí, por
hecho de matar voluntariamente, porque deberá darse un castigo o una
compensación por ello.
Si Ustedes (los Combatientes de los Comités de Movilización Popular), se
encontraran en una situación que no estuviera clara, y de la cual tuvieran temor
de incurrir en la Ira Divina, deben expresar una advertencia verbal a aquellos
que estuvieran luchando contra Ustedes, o emitir una advertencia física; como
sería el dirigir las balas en una manera que no dieran en el blanco, o causara la
destrucción de éste. Pidiendo perdón, por dicha confrontación a Su Señor, y
tomando las precauciones para no matar vidas inocentes.
5) ¡Por la Majestad de Dios! ¡Por la Majestad de Dios! Son sagradas las vidas, de
aquellos quienes no estuvieran combatiendo contra Ustedes. Especialmente, la
de los débiles entre los ancianos, los niños y las mujeres; aun cuando se tratara
de familiares de gente que estuviera combatiéndolos a Ustedes. A Ustedes, les
está prohibido violar el honor de aquellos que los combaten, excepto en las
posesiones materiales de ellos. Fue el hábito noble del Príncipe de los
Creyentes (P), el prohibir a sus soldados atacar las propiedades de las familias,
a las mujeres, y los niños de aquellos contra él combatió. A pesar de los
esfuerzos de algunos quienes decían que eran sus seguidores, especialmente
los Khareyitas, quienes insistían en hacer legítimo ese tipo de acciones. Para
contradecirlos, Alí (P), solía decir:
“Los hombres de ellos, combatieron, por lo tanto nosotros luchamos contra
hombres, pero no hacemos daño a las mujeres, ni a los niños de ellos. Porque
ellos son musulmanes, y están en la “Morada de la Emigración”. Por lo tanto,
Ustedes no tienen derecho sobre ellos. Pero todo lo que hubieran procurado y
usado contra Ustedes en el curso de las hostilidades, y todo aquello que
hubiera poseído o adquirido el ejército de ellos; les pertenece a Ustedes. Todo
lo que estuviera dentro de las residencias de ellos, es parte de la herencia de
sus sucesores, de acuerdo con las normas de Dios. Ustedes, no tienen derecho
sobre las mujeres, ni sobre los sucesores de ellos.”
6) ¡Por la majestad de Dios! ¡Por la Majestad de Dios! Es abominable, poner en
duda la integridad de la fe de la gente, con el objeto de hacerlos blanco y
legitimar el pillaje de aquello que es sagrado (es decir, la vida de ellos). De la
misma manera que los Khareyitas, en el período temprano del Islam, y sus
seguidores contemporáneos; quienes son ignorantes de las reglas básicas de la
religión, y quienes siguiendo sus propios humores personales e impulsos, y
que han buscado justificar sus acciones no-islámicas; haciendo uso de algunas
pruebas documentales las cuales nunca llegaron a comprender. Los
musulmanes de hoy en día, tienen que vivir con las consecuencias de aquellas
malas interpretaciones. Deben saber, que cualquiera que dé el testimonio de
que: “No hay más Dios que Dios, y que Mohammed; es Su Mensajero”. Es en
verdad, tenido como musulmán. La vida de esta persona, y su propiedad deben
ser protegidas. Si esa persona, cayera en una trampa de desviación teológica,
o incurriera en innovaciones religiosas; han de saber Ustedes, que no toda
desviación guía hacia la infidelidad, ni que toda innovación anula la fe en el
Islam. A veces, una persona está sometida a una condena de muerte, debido al
desorden causado por ella misma, o debido a la retribución; él se mantiene
como un musulmán.
En el Corán, Dios se ha dirigido a los santos combatientes de la siguiente
manera: (“¡Oh Creyentes! Cuando estéis viajando en la Causa de Dios,
investigad cuidadosamente, y no digáis a quien os saludara, “¡Tú, no eres
un creyente”! Deseando alcanzar los bienes de la presente vida”). (4:94).
De manera similar, ha sido reportado, que el Príncipe de los Creyentes (P),
prohibió que fueran llamadas como “infieles”, las masas de personas que
habían luchado contra él. En verdad, esa era la inclinación en su campo (la de
declarar al enemigo como infiel), -y- la de los líderes de los Khareyitas. Pero él
(Alí), solía decir que sus enemigos, eran personas quienes habían incurrido en
el error y la equivocación; aunque con esto no justificaba las acciones
repugnantes de aquellos, ni tampoco excusaba sus terribles actos. Se ha
reportado, un hadiz de la autoridad del Imam as-Sadeq (P), quien narró con
base en la autoridad de su padre (P):
“Que en verdad Alí (P); no clasificó a ninguno de los que luchó contra él, con
el epíteto de “politeísta”, o “hipócrita”; sino que solía decir: “Ellos, son
nuestros hermanos, quienes han realizado transgresiones contra nosotros”. Y
también decía respecto de aquellos quienes habían luchado contra él:
“Nosotros, no los combatimos a ellos porque pensemos que son infieles, ni
porque ellos crean que seamos infieles.”
7) Nunca causen daño a los no-musulmanes, a pesar de la religión o la secta de
éstos. Los no-musulmanes, (quienes viven en las tierras donde predomina el
Islam), están bajo la protección de los musulmanes de esas tierras. Cualquiera
que ataque a un no-musulmán, es un traidor. Y que quede asegurado, que dicho
acto de traición, es uno de los actos intrínsecamente repugnantes, de acuerdo
a la naturaleza (humana), y la religión de Dios. Respecto a los no-musulmanes,
Dios ha declarado en Su Libro: (“Dios, no os prohíbe, -respecto a aquellos
quienes no han peleado contra vosotros por una causa religiosa, ni que os
hayan expulsado de vuestras residencias; - que vosotros seáis cordiales ,
y que actuéis con justicia para con ellos; porque en verdad, Dios ama los
que son justos.”) (60:8).
El musulmán, no debe permitir la violación de la vida de los no-musulmanes,
quienes viven bajo la protección de los musulmanes. Preferiblemente, el
musulmán, ha de honrar y proteger a esos no-musulmanes, como si fueran
(miembros) de su propia familia. Cuando leemos las historias del Príncipe de
los Creyentes, nos informamos que cuando Muawiah envió a Sufián Ibn Awf,
de la tribu Ghamid; para que realizara ataques en las fronteras de Iraq- con el
objeto de aterrorizar a los iraquíes. Y que cuando él (Sufián), mató musulmanes
y no-musulmanes entre la población de Anbar; el Príncipe de los Creyentes se
entristeció mucho por esto. En un Sermón, Alí (P) dijo:
“Y este, de la Tribu de Ghamid, (refiriéndose a Sufián)… sus caballos han
entrado en Anbar, y matado a Hassan Ibn Hassan al-Bakri; y empujó a la
caballería de Ustedes de las fronteras. Y se me ha informado, que un hombre
entre aquellos (jinetes atacantes) entraba en las casas de las mujeres
musulmanas y no-musulmanas; y que removía por la fuerza sus tobilleras,
brazaletes, collares, y aretes. Y que no hubo mujer, quien se pudiera resistir a
esto, excepto recitando el verso del Corán: “De Dios venimos, y a Él vamos a
retornar” (2:156), buscando misericordia. Luego, los atacantes partieron
cargados con riquezas, sin haber sufrido heridas o pérdidas de vidas. Si un
musulmán, hubiera muerto como resultado de esta tristeza y sufrimiento
(después de los ataques), nadie podría reprocharle nada. Pero (ante mis ojos),
él se merecería una mención de reconocimiento.”
8) ¡Por la Majestad de Dios! ¡Por la Majestad de Dios! No roben las posesiones
de la gente. El patrimonio de un musulmán, está prohibido, excepto si éste
aprueba que sea adquirido (por otra persona). Aquellos quienes usurpen lo que
pertenece a otros, han obtenido un pedazo de fuego de las llamas del Infierno.
Dios, exaltado sea, ha dicho: (“Aquellos quienes injustamente, devoren la
propiedad de los huérfanos, comen dentro de sus estómagos un fuego.
Pronto ellos estarán sufriendo el Fuego Candente”.) (4:10).
Y en el hadiz, que se ha reportado del Profeta (Pbd) quien dijo:
“Quien quiera, que robe o usurpe la propiedad de otro, Dios se
apartará de él; y no aceptará de él, ni le recompensará sus buenas
acciones; hasta que éste se arrepienta y devuelva ese patrimonio a su
legítimo dueño”.
Nosotros, también cuando leemos las historias del Príncipe de los Creyentes
(P), vemos que él prohibió a sus soldados, apropiarse de los patrimonios de sus
enemigos, excepto aquello que se encontrase en sus campamentos militares. Y
cuando alguno del (campo enemigo) probase que su patrimonio había sido
tomado ilegítimamente, él (Alí- P-) pedía que le fuera devuelto. En otro reporte,
basado en la autoridad de Márwan Ibn Hakam, quien dijo:
o “Después que Alí, nos derrotara en Basora, él retornó a la gente sus
posesiones. Aquel quien probase (que había sido despojado
ilegítimamente) le era devuelto su patrimonio. Aún si no tenía otra
prueba, más que su juramento en el nombre de su Dios.”
9) ¡Por la Majestad de Dios! ¡Por la Majestad de Dios! No violen la santidad de
las cosas sagradas. No violen o las dañen con sus lenguas o acciones. Sean
cautelosos, y no ataquen a una persona debido a los errores de los otros. Dios,
el Altísimo dice: (“…ningún portador, puede cargar la carga de otro
(portador)”). (6:164).
No se basen en sospechas, distorsionando la realidad. La certeza, requiere
cautela, y la sospecha; implica atacar otros sin tener pruebas. El odio que
tengan Ustedes por otra persona, no justifica que violen la santidad de su vida,
como dice Dios: (“… y no permitáis que la animadversión de otros, os
hagan desviaros hacia el error, y que os alejéis de la Justicia. Sed justos,
esto es lo más cercano a la Piedad”) (5:8).
Se ha reportado del Príncipe de los Creyentes (P), quien dijo en su Sermón en
la Batalla de Siffín:
“No irrespeten los cadáveres, y si Ustedes hubieran derrotado a los
hombres de sus enemigos, no violen el respeto de las mujeres; ni las
casas de ellos. No entren en sus residencias. No tomen nada de las
casas de ellos. Tomen, únicamente lo que hubieran encontrado en sus
campamentos militares. No provoquen a sus mujeres, haciéndoles
daño, aún y cuando ellas pudieran atacar el honor de Ustedes; o
insultaran a sus líderes y hombres nobles.”
Se ha reportado, que después de hubiera terminado la Batalla del Camello, él
(Alí), pasó frente a una gran cantidad de mujeres, quienes estaban reunidas
lamentando y llorando la muerte de sus seres queridos. Cuando lo vieron, ellas
gritaron al unísono: “¡Aquí viene el asesino de nuestros seres queridos!” Pero
él (Alí), no respondió. Posteriormente, él dijo a unos quienes estaban cerca,
señalando un aposento donde se encontraban arrestados los líderes de aquellos
quienes habían luchado en su contra; como Márwan Ibn Hakam y Abdullah
Ibn Zubair:
“Si yo hubiera sido el asesino de sus seres queridos, yo hubiera tenido
que matar también a esas personas.”
Ha sido reportado también, que él (Alí), escuchó que entre sus compañeros
como Hujr Ibn Adi, y Amr Ibn al-Hamiq; se había difamado a la gente de Sham
(la gran Siria, durante la época de la Batalla de Siffín), él dijo:
“No me gusta, que Ustedes sean de aquellos quienes difaman (a los
otros). Es mejor, que Ustedes describan las conductas y las acciones
de ellos, en verdad; esa es una manera más refinada de hablar (acerca
de los otros), y se justifica más en lugar de difamarlos. Es mejor, que
Ustedes digan: “¡Oh Dios! Protege nuestras vidas, y protege las vidas
de ellos, y otórganos armonía entre ellos y nosotros; y líbranos del
error de ellos, de manera que el ignorante pueda alcanzar la verdad.
Y que aquel, quien estaba propenso a hacer la rebelión y la revuelta,
se aleje de eso.”
Ellos (los compañeros de Alí), dijeron:
•“¡Oh Príncipe de los Creyentes! Nosotros aceptamos el consejo que
nos das, y trataremos de esforzarnos en seguir tus maneras de
comportamiento.”
10) No arrebaten los derechos de las personas, quienes no los hayan combatido a
Ustedes, incluso si éstos los hubieran insultado. Se han reportado historias de
la vida del Príncipe de los Creyentes (P), que él trataba con respeto a personas
de otras religiones, de la misma manera que lo hacía con los musulmanes. En
tanto, que aquellos no lucharan contra él. Y que él (Alí), nunca emprendió un
ataque militar, excepto si él había sido atacado primero. Por ejemplo, una vez
él se encontraba en medio de un sermón en (la mezquita de) Kufa, cuando un
grupo de Khareyitas se levantó, le interrumpieron, y gritaron en más de una
vez: “¡El juicio, sólo le pertenece a Dios!”, a lo cual él respondió:
“Son palabras verdaderas, pero que han sido tocadas con falsas
intenciones. Ustedes, tienen tres derechos sobre nosotros: Que no les
arrebatemos, el derecho a rezar en las mezquitas de Dios. Que no les
privemos de la participación que tienen Ustedes, en los botines de
guerra, en tanto que Ustedes hayan luchado a nuestro lado. Y que no
les declaremos la guerra a Ustedes, excepto si Ustedes (nos hubieran)
atacado primero.
11) Han de saber, que la mayoría de los que los combaten a Ustedes, son víctimas
de otros; quienes los han perdido. No dejen que aquellos quienes perdieron a
otros, sean mejores que Ustedes. Que las buenas acciones de Ustedes, la buena
disposición natural hacia los demás, la conducta justa; la tolerancia, el estar
lejos de ejercer la extorsión, (y evitar la comisión) del pecado o las
transgresiones; que todo eso sirva como ejemplo para ellos. Cualquiera quien
ayude a un alma perdida, a encontrar el camino correcto, es como si hubiera
salvado un alma de la perdición. Y cualquiera quien a sabiendas, pierda a una
persona, es como si la hubiera asesinado. Nosotros, encontramos historias en
las vidas de los Imames de la Familia del Profeta, la paz de Dios sea sobre
todos ellos; donde se observa cuán lejos fueron en sus esfuerzos para disipar
cualquier mal entendido que tuvieran quienes luchaban contra ellos. Incluso,
aún y cuando no hubiera esperanza de que habría una aceptación, buscaron en
Su Señor, una excusa para no realizar (una confrontación no deseada);
educando de esa manera a las masas de los musulmanes, y estableciendo sus
conductas como un ejemplo para las futuras generaciones. Se han reportado
algunos hadices, basados en la autoridad de as-Sadeq (P), que el Imam Alí (P)
en el Día de Basora ( la Batalla del Camello); dijo a sus compañeros:
“No sean rápidos en juzgar al enemigo, sino hasta que yo les haya aclarado
a ellos, lo que hay entre Dios; mi persona y ellos.” El (Alí), se les acercó y
dijo: “¡Oh gente de Basora! ¿Ustedes encontraron en mi gobierno, alguna
opresión? Ellos dijeron: “No”. El, les preguntó: “¿Yo, he roto alguna
promesa?”. Ellos, dijeron: “No.” Entonces, él dijo: “¿He mostrado algún
interés en este mundo (material), donde mi persona o alguno de mi familia,
hubiera tomado algo; y hubiéramos impedido que Ustedes lo tuvieran? ¿Es
por esto, que Ustedes han roto la alianza que tenían conmigo? Ellos dijeron:
“No”. Entonces, él dijo: “¿He aplicado, algún castigo, de manera injusta?”
Ellos, dijeron: “No.”
El Imam Hussein (P), siguió un curso de acción similar, en la (Batalla de)
Karbalá. Él (P), tuvo cuidado de disipar toda duda, y aclarar todos los asuntos;
de tal manera que el vivo pudiera seguir viviendo, y que quien muriera, no lo
hiciera en vano; sino después de haber aportado pruebas fehacientes ante ellos.
De hecho, uno no puede luchar contra gente musulmana, sin haber establecido
previamente una prueba clara, y sin haber tratado de disipar toda duda; y
clarificado los malentendidos. Esta práctica, ha sido establecida en el Corán, y
en los hadices del Profeta (Pbd).
12) Que ninguno entre Ustedes, piense que hay una solución en la opresión, que
no puede ser obtenida mediante la justicia. Semejante pensamiento, surge en
virtud de una observación reducida de los eventos, sin tener en cuenta las
consecuencias de semejante actitud, a mediano y largo plazo. Los adherentes,
de semejantes ideas, son aquellos quienes no tienen información de la vida
tradicional, y la Historia de las naciones; las cuales nos alertan (contra) la
pérdida de vidas inocentes, y la difusión de lo abominable en la sociedad, como
resultados de las atrocidades cometidas por ellos. Se ha informado en las
tradiciones, que: “Aquel, quien tiene dificultad en aplicar la justicia,
encontrará una dificultad aún mayor a la hora de tratar con la injusticia.” La
historia contemporánea, deja una gran lección a los que quieran ponderar este
asunto. Algunos pocos gobernantes, en aras de afianzarse en el poder,
oprimieron y persiguieron a cientos de miles de personas. Y Dios, alabado sea
Él, vino a ellos desde donde no pudieron imaginarlo. Como si aquellos,
hubieran destruido sus soberanías, con sus propias manos.
13) Algunas veces, cuando Ustedes se adhieran a la buena conducta, y mantengan
la disciplina, sufrirán algunas pérdidas militares. Esto sin embargo, es
espiritualmente más satisfactorio, más permanente, y de un mayor beneficio.
El ejemplo, que nos han dejado los Imames, nos sirve para resaltar este punto.
Ellos, no entablaron la guerra, sino hasta después de haber sido atacados,
incluso; cuando dichas acciones les hubieran causado pérdidas temporales. Se
ha reportado, un hadiz que dice que en el Día del Camello, cuando los ejércitos
se reunieron para combatir, un vocero del ejército del Príncipe de los Creyentes
(P), anunció: “¡ No ataquen, sino hasta que yo se los ordene!”. Otros
compañeros, dijeron: “Pero ellos, nos han arrojado flechas a nosotros”. El Imam Alí -(P), dijo: "Esperen”. Cuando el enemigo, lanzó flechas que
mataron a uno de ellos, -Alí- (P) dijo: “¡ Luchen, con la bendición de Dios!”.
El Imam Hussein (P), siguió una manera de acción, similar en el Día de
Ashura.
14) Sean los protectores, y tengan buenas intenciones con respecto a aquellos
quienes estén con Ustedes. De tal manera, de que ellos se sientan seguros con
Ustedes, y les apoyen contra sus enemigos. Ayuden a los débiles entre ellos,
todo lo que les sea posible. Ellos, son sus hermanos y familiares. Muéstrense
compasivos para con ellos, como Ustedes han sido compasivos con su propia
gente. Sepan, que Ustedes se encuentran bajo la mirada de Dios, y Él cuenta
sus acciones, intenciones y disposiciones internas.
15) No permitan que nada afecte la diligencia con que deben realizar sus oraciones
obligatorias. No hay mejores acciones que pueda hacer una persona, frente a
su Señor, que las oraciones. La oración, es el medio por el cual el hombre se
humilla así mismo ante su Creador, y es una manera de saludo que uno realiza
ante Él. (La oración), es uno de los Pilares de la Religión, y el criterio por
medio del cual, las acciones serán juzgadas. En circunstancias de miedo, o
guerra, Dios les ha otorgado algunas excepciones, de manera que la expresión:
“Dios es Grande”, es suficiente para reponer las unidades de la oración
convencional, inclusive si la persona no está frente a la quibla. Dios, ha
declarado:
“Guardad estrictamente vuestro (hábito) de las oraciones. Especialmente,
la Oración Media, y levantaos ante Dios en un estado mental de devoción.
Si temierais (un enemigo), rezad a pie, o cabalgando. Pero cuando os
encontrarais en seguridad, celebrad las alabanzas de Dios, de la manera
en que El, os lo ha enseñado, cuando no lo sabíais.”) (2: 238-239).
Dios, ha ordenado a los creyentes, el actuar con cautela y que no se reúnan
todos para orar en conjunto; sino que (la oración) ha de rezarse en turnos (de
orantes). Se ha reportado, en la biografía del Príncipe de los Creyentes (P),
que él le pidió a sus compañeros; tener presente la importancia de las
oraciones. En un hadiz importante, narrado con base en la autoridad de Yafar
as-Sadeq (P), dijo con relación a la “oración del temor”:
“Cada persona, debe rezarla, con la indicación donde quiera que se
encuentre, inclusive, si está en medio de una lucha a espada,
forcejeando, o en el cuerpo a cuerpo. El Príncipe de los Creyentes (P),
rezó en la noche antes de la Batalla de Siffín. Sus oraciones, no fueron
más que proclamaciones de que “Dios es Grande”, e invocaciones y
súplicas. Así fue como rezaron, y después, el Príncipe de los Creyentes,
no le ordenó (a sus compañeros) que repitieran sus oraciones.”
16) Ayúdense a Ustedes mismos, mediante el recuerdo frecuente de Dios, y
mediante la recitación de los pasajes del Corán. Recuerden, que un día Ustedes
regresarán y estarán ante Él. Se ha reportado, que el Príncipe de los Creyentes
(P), era tan meticuloso en la práctica del recuerdo de Dios; que en medio de la
batalla, en la víspera de Siffín, que una alfombra fue extendida para él. Y que
ofrecía su recitación, mientras las flechas eran lanzadas en su contra desde
todas las direcciones; pasando cerca de sus orejas por la derecha y por la
izquierda, y que él no se asustó, ni abandonó su oración, sino hasta que la hubo
terminado.
17) Esfuércense en actuar, con la ayuda de Dios, de la misma manera justa en que
lo hizo el Profeta (Pbd) y su Progenie (P). Tanto en tiempos de paz, como en
tiempos de guerra, para que Ustedes adornen el Islam y lo pongan de ejemplo
como éste lo merece. Ésta, es la religión que fue construida, con una
iluminación de la naturaleza interna, la razón y las buenas maneras. Es
suficiente decir, que esta es la religión que ha enarbolado las banderas de la
razón y las buenas maneras, porque sus fundamentos están basados en
llamados a contemplar y ponderar las dimensiones y horizontes de la vida; y a
sacar lecciones de ella, y actuar de acuerdo a lo que Dios ha declarado: (“Por
el Alma, y la proporción y orden que se le ha dado. Y por su iluminación,
sobre lo que es malo y lo que es correcto. En verdad, exitoso es quien la
purifica. Y perdedor, aquel quien la corrompe…”) (91:7-10).
El Príncipe de los Creyentes (P), ha dicho:
“Dios, envió a Sus Mensajeros entre ellos, y a una serie de Sus
Profetas entre ellos, para hacer que cumplieran los compromisos del
convenio original, y a recordarles Sus bendiciones a ellos, y a
exhortarlos para que prediquen y despierten a los intelectos
dormidos.”
Si los tan sólo los musulmanes, siguieran las enseñanzas del Islam, y se
ajustaran a ellas, encontrarían abundantes bendiciones que iluminarían sus
caminos; y extenderían sus horizontes. Tengan cuidado, y no se aferren a una
lectura ambigua de las Escrituras. Si se dirigieran a las gentes de
conocimiento- como Dios les ha ordenado hacerlo- ; éstas sabrían el
significado correcto y lo importante del asunto que se trata.
18) No se precipiten en situaciones que requieren cautela, porque de lo contrario,
Ustedes se han enlistado en la destrucción. Sus enemigos, desean verlos actuar
a Ustedes con precipitación, y de manera impropia en situaciones precarias.
Quieren que actúen intempestivamente sin tomar ninguna precaución, o
consejo profesional. Organícense Ustedes mismos, y coordinen los unos con
los otros. No se apresuren a tomar un paso hacia adelante, hasta que estén
seguros acerca de su madurez, fortaleza, medios necesarios, implicaciones; y
garantías de estabilidad y resultados potenciales. Dios, ha declarado: (“¡Oh
Creyentes! Tomad vuestras precauciones, y o vayan en grupos o lo hagan
todos juntos”) (4:71).
También ha dicho: (“¡Oh Creyentes! Luchad en la causa de Dios, y aquellos
quienes rechazan la fe, luchan en la causa del Mal. Por lo tanto, luchad
contra los amigos de Satanás, porque en verdad es muy débil el engaño de
Satanás.”) (4:76).
19) Aquellos (civiles) entre ustedes, deben desearle el bien a los militantes,
reconociendo el sacrificio y protegiéndolos de los males. No deben de tener
sospechas de ellos, Dios no ha asignado ningún derecho sobre otras personas,
que no hubiera asignado para ellos. Cada uno, goza iguales derechos. Deben
ser conscientes del hecho de que no hay ningún bien intencionado entre
Ustedes, si no purifican sus corazones del resentimiento y realizan una unión
conjunta, hasta el punto que si alguno entre Ustedes; cometiera algunas
equivocaciones, o inclusive grandes errores, Ustedes deberían de perdonarlo,
olvidar e ignorar eso. Cualquiera que piense que alguien es mejor intencionado
que su propia familia, tribu o conciudadanos, está en un error. Aquellos,
quienes quieren experimentar con lo que otros ya han experimentado, se
arrepentirán.
Uno debe saber, que la persona que empiece a perdonar los errores de los
otros, se hace merecedor del perdón, la buena voluntad, y la rectitud. Dios, no
va a escatimar la recompensa de aquellos nobles actos, y a su debido momento
Él lo recompensará completamente en la oscuridad del Barzakh; y en el Día de
la Resurrección. Cualquiera que apoye a un combatiente en la Causa de Dios,
o a su familia, y los protegiera; logrará una recompensa igual a la del
combatiente en la causa de Dios.
20) Todos deben eliminar aquellos sentimientos que conllevan odio y fanatismos.
Sigan las nobles maneras. Dios, ha creado a diferentes tribus y grupos étnicos,
para que éstos se conozcan los unos a los otros. No se dejen vencer por las
ideas obtusas y egos personales. ¿Acaso no han notado, cómo la mayoría de
los musulmanes de hoy en día, están ocupados en la auto-destrucción, donde
invierten sus recursos, energía y riquezas en matar y aniquilarse entre sí? Ellos,
deberían de invertir sus recursos y riquezas en el progreso del conocimiento, y
en la multiplicación de recursos, y el mejoramiento del bienestar de la gente.
Sean conscientes de un castigo, que no visitará de manera exclusiva a los
malvados entre Ustedes. En verdad, el problema ha llegado. Traten de
solucionarlo, y eviten ramificarlo. Aférrense de la cuerda de Dios,
colectivamente, y no se desunan. Han de saber, que Dios encontrará cualquier
bien en sus corazones, y Él les dará algo que es mejor que aquello que se les
hubiera arrebatado. En verdad, Dios tiene el poder sobre todas las cosas.
La Oficina del Gran Ayatolá Seyid Alí as-Sistani.
Ciudad Santa de Nayaf.
22, Rabi’ II, 1436.